La ingeniería social sigue siendo una de las técnicas favoritas de los ciberdelincuentes para entrar en las organizaciones y cautivar a particulares. ¿La razón? No necesitan vulnerar sistemas complejos: solo explotar la confianza humana. En la píldora formativa incuida más adelante se detalla cómo estos ataques afectan especialmente a las PYMES, donde la falta de protocolos internos facilita el engaño.
Los métodos más comunes incluyen correos de phishing, llamadas fraudulentas o incluso la suplantación de directivos para solicitar transferencias urgentes. Estos ataques pueden provocar pérdidas económicas importantes y dañar seriamente la reputación corporativa.
Para combatirlos, conviene tener en cuenta una serie de prácticas esenciales:
- Simulaciones de phishing.
- Verificación de llamadas y mensajes.
- Prevención del fraude del CEO.
- Políticas internas bien definidas.
- Formación continua.
En definitiva, protegerse frente a la ingeniería social no consiste solo en tener buena tecnología, sino en fortalecer el eslabón más importante: las personas. Con formación, protocolos y una cultura de ciberseguridad sólida, cualquier empresa o particular puede reducir drásticamente el riesgo de caer en este tipo de ataques.